Las Piedras de Ica son un conjunto de piedras decoradas con dibujos grabados. Los grabados muestras escenas de todo tipo pero las más sorprendentes son las que representan acciones de la vida cotidiana de individuos que manejan tecnologías modernas junto a piedras que muestran dibujos de animales extintos, principalmente dinosaurios.
Los hermanos Carlos y Pablo Soldi y Basilio Uchuya son los principales “descubridores” de este tipo de piedras. El doctor Javier Cabrera ha sido el principal defensor de la autenticidad de las mismas como material arqueológico. Durante su vida coleccionó gran número de ellas hasta el punto de crear un museo.
El doctor Cabrera, partiendo de la autenticidad de las piedras, elaboró una teoría sobre la historia de la humanidad y de la civilización un tanto peculiar. A las piedras las llamó “gliptolitos” y, según él, eran creación de los primeros hombres creados a través de mutaciones genéticas por una civilización extraterrestre con una tecnología muy avanzada que legó a la humanidad. Alguna catástrofe hizo que esa civilización extraterrestre huyera de la tierra perdiendo la humanidad parte de ese legado cultural recibido por sus creadores.
Sin embargo, la ciencia jamás ha podido demostrar la autenticidad de las piedras de Ica, es más, siempre que ha intervenido en ellas ha demostrado su falsedad. Los defensores de la autenticidad de las piedras afirman que son piedras muy antiguas procedentes de enterramientos de las culturas precolombinas Paracas, Ica, Nazca y Tiahuanaco.
Los principales indicios que muestran la falsedad de las piedras se basan en la incongruencia de los dibujos grabados: Animales dibujados de otra parte del planeta y que no existieron en la zona, representaciones de actividades difícilmente realizables, convivencia de tecnologías avanzadas con tecnologías arcaicas, utilización de pinturas y herramientas para el dibujo actuales, etc.
Pero quizá el principal impedimento que tienen las piedras para se consideradas material arqueológico real es la confesión de su falsificación por parte de Basilio Uschuya. Las autoridades peruanas le detuvieron por vender material arqueológico, algo, al parecer, prohibido por la ley peruana. Así que tuvo que confesar que las piedras las hacía él y, por lo tanto, no eran material arqueológico.
En la actualidad, la mayoría de éstas piedras se encuentran en el Museo de la Plaza de Armas de Ica. Un museo creado por el propio doctor Cabrera y regentado por los descendientes de su legado.
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