Los Hlysty (Хлысты) fueron una secta que surgió en Rusia en 1631 cuando Danila Filippovich decidió interpretar las Sagradas Escrituras de una manera diferente a como lo hacía la Iglesia Ortodoxa rusa. Parece ser que sus orígenes se remontan unos cuatro siglos antes cuando era común en Europa la aparición de monjes que predicaban la flagelación como método de salvación divina ante el pecado. Estos movimientos llegaron también a Rusia.
El término Hlysty viene a significar en ruso “flagelo” o “látigo”, y es que parece que el dolor era algo fundamental para los seguidores de la secta. Sus miembros fueron conocidos como “Gente de Dios”, “Hermanos de la Cruz” o “Portadores de la Cruz”. También eran conocidos como los miembros de la secta de “los flagelantes o azotados”.
Doctrina
Como ya hemos dicho hubo movimientos sectarios que predicaban el sufrimiento durante toda la Edad Media. En Francia se iniciaron algunos de estos movimientos que llegaron a tener cierta importancia. Sin duda alguna Danila Filippovich se vio influenciado por todas estás corrientes para elaborar la doctrina de los Hlysty.
El punto principal del credo Hlysty se basaba en la creencia en la reencarnación continua de Jesús. Jesús vivió y sufrió martirio para salvar a la humanidad, pero nada más morir, la resurrección se produjo a través de la reencarnación en otro ser humano que debería volver a pasar por un martirio para la constante salvación de los hombres a través del sufrimiento.
Por lo tanto la labor principal de esta secta iba encaminada a encontrar al que en ese momento era Jesús para vivir con Él y hacerle pasar por ese sufrimiento redentor. En este escenario se abría lo que se ha venido a llamar como el dogma del “arrepentimiento a través del pecado”. Propinar sufrimiento físico al que había sido elegido por Dios transformaba el pecado en virtud.
La leyenda más sórdida de la secta cuenta que, en las reuniones de los Hlysty, era común abrazar sin más el pecado. Todo tipo de actividades indecorosas y de sufrimiento eran practicadas en la creencia de que una vez que se había conocido a Jesús ya el hombre podía usar su cuerpo sin total inhibición y con la seguridad plena de que ya se había salvado para la eternidad.
La doctrina iba más allá. Los miembros de la secta Hlysty estaban convencidos de que Dios disfrutaba perdonando a los pecadores, y que cometer pecados era del agrado del Señor.
La secta en la Edad Contemporánea:
En el siglo XIX, al igual que siglos antes, volvieron a tener fuerza las doctrinas de la flagelación contra el pecado. Aparecieron varias sectas que decían ser herederas de los Hlysty, y muchas llegaron a tener importantes miembros en puestos destacados de la sociedad rusa de la época. Quizá el caso más conocido fue el de Rasputín, quien se dice que pudo pertenecer a una de estas sectas.
Los Hlysty han recibido mucha de la fama que tienen a través de su presunta asociación con Rasputin.
Quizá la más influyente de estas sectas fue la de los Skoptsi, que fue fundada a mediados del siglo XVIII. Esta secta pregonaba auténticas torturas para poder salvarse padeciendo tanto como lo hizo Jesús. Estas torturas llegaron hasta la castración de los miembros de la secta, pasando a ser conocidos como la secta de los “castrados”.
El erotismo:
Como ya hemos mencionado, se cree que los miembros de esta secta pretendían llegar a Dios a través del pecado. Y dentro del pecado parece que el erotismo ha sido un tema tabú para todas aquellas personas temerosas de Dios. Se consideró, por tanto, que una secta de este tipo, que hacía alarde del pecado como forma de amar a Jesús, incurriese continuamente en orgías de sangre, sexo y dolor. También es posible que esto sólo fuese una exageración literaria y que sólo tuvieran prácticas eróticas.
El término Hlysty viene a significar en ruso “flagelo” o “látigo”, y es que parece que el dolor era algo fundamental para los seguidores de la secta. Sus miembros fueron conocidos como “Gente de Dios”, “Hermanos de la Cruz” o “Portadores de la Cruz”. También eran conocidos como los miembros de la secta de “los flagelantes o azotados”.
Doctrina
Como ya hemos dicho hubo movimientos sectarios que predicaban el sufrimiento durante toda la Edad Media. En Francia se iniciaron algunos de estos movimientos que llegaron a tener cierta importancia. Sin duda alguna Danila Filippovich se vio influenciado por todas estás corrientes para elaborar la doctrina de los Hlysty.
El punto principal del credo Hlysty se basaba en la creencia en la reencarnación continua de Jesús. Jesús vivió y sufrió martirio para salvar a la humanidad, pero nada más morir, la resurrección se produjo a través de la reencarnación en otro ser humano que debería volver a pasar por un martirio para la constante salvación de los hombres a través del sufrimiento.
Por lo tanto la labor principal de esta secta iba encaminada a encontrar al que en ese momento era Jesús para vivir con Él y hacerle pasar por ese sufrimiento redentor. En este escenario se abría lo que se ha venido a llamar como el dogma del “arrepentimiento a través del pecado”. Propinar sufrimiento físico al que había sido elegido por Dios transformaba el pecado en virtud.
La leyenda más sórdida de la secta cuenta que, en las reuniones de los Hlysty, era común abrazar sin más el pecado. Todo tipo de actividades indecorosas y de sufrimiento eran practicadas en la creencia de que una vez que se había conocido a Jesús ya el hombre podía usar su cuerpo sin total inhibición y con la seguridad plena de que ya se había salvado para la eternidad.
La doctrina iba más allá. Los miembros de la secta Hlysty estaban convencidos de que Dios disfrutaba perdonando a los pecadores, y que cometer pecados era del agrado del Señor.
La secta en la Edad Contemporánea:
En el siglo XIX, al igual que siglos antes, volvieron a tener fuerza las doctrinas de la flagelación contra el pecado. Aparecieron varias sectas que decían ser herederas de los Hlysty, y muchas llegaron a tener importantes miembros en puestos destacados de la sociedad rusa de la época. Quizá el caso más conocido fue el de Rasputín, quien se dice que pudo pertenecer a una de estas sectas.
Los Hlysty han recibido mucha de la fama que tienen a través de su presunta asociación con Rasputin.
Quizá la más influyente de estas sectas fue la de los Skoptsi, que fue fundada a mediados del siglo XVIII. Esta secta pregonaba auténticas torturas para poder salvarse padeciendo tanto como lo hizo Jesús. Estas torturas llegaron hasta la castración de los miembros de la secta, pasando a ser conocidos como la secta de los “castrados”.
El erotismo:
Como ya hemos mencionado, se cree que los miembros de esta secta pretendían llegar a Dios a través del pecado. Y dentro del pecado parece que el erotismo ha sido un tema tabú para todas aquellas personas temerosas de Dios. Se consideró, por tanto, que una secta de este tipo, que hacía alarde del pecado como forma de amar a Jesús, incurriese continuamente en orgías de sangre, sexo y dolor. También es posible que esto sólo fuese una exageración literaria y que sólo tuvieran prácticas eróticas.
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